El área de Psicopedagogía, aborda al niño y joven en situación de aprendizaje desde aspectos diagnósticos y terapéuticos, a los fines de potenciar las posibilidades individuales y recursos generales, desde el punto de vista del aprendizaje. Se realizan adaptaciones curriculares en el caso que sea necesario y se trabaja conjuntamente con los padres, la escuela y otros profesionales intervinientes.
¿Cuando consultar a un psicopedagogo?
Cuando surgen problemas en la adaptación escolar. Cuando encuentran dificultades para leer o escribir. Cuando encuentran dificultades para aprender a hacer cálculos o/y comprender conceptos matemáticos. Si muestran un comportamiento inquieto o violento que interfiere en su desarrollo. Cuando se distraen en exceso, en momentos en que es preciso mantener la concentración (haciendo los deberes en casa y/o en clase). Si se sienten desmotivados o desinteresados por aprender. Cuando existe un problema físico o psíquico que interfiera en el desarrollo intelectual y social (Síndrome de Down, Parálisis cerebral, Trastorno general del desarrollo...) Si presentan trastorno de memoria, concentración, atención entre otros. Si aparecen temores excesivos frente a los exámenes. Si encuentran dificultades para estudiar (memorizar, razonar, extraer información importante...) Si no se tienen incorporadas estrategias y técnicas de Estudio. Si tienen dudas ante la elección de una carrera.
Es necesario tener en cuenta que ante la presencia de alguna de estas dificultades u otras que imposibiliten al niño/ adolescente tener un buen desempeño en la escuela o proyectar sus aprendizajes futuros, es importante la consulta psicopedagógica.
Lic. Rosana Kees
Este es un espacio creado con el fin de reflexionar juntos sobre el desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas, fundamentalmente en sus primeros años de vida. En este blog encontrarán algunos artículos, reflexiones y experiencias y podrán a su vez escribir sus comentarios y realizar las consultas que deseen. ¡Bienvenidos!
lunes, 14 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
miércoles, 15 de junio de 2011
PARA TODOS LOS FAMILIARES DE UN NIÑO ESPECIAL
Bienvenidos a Holanda
Cuando Ud. Va a tener un bebé, es como planificar un fabuloso viaje de vacaciones a Italia. Ud. Compra las Guías de viaje y hace planes maravillosos. El Coliseo. El David de Michelangelo. Las Góndolas de Venecia. A lo mejor hasta aprende algunas frases útiles en italiano. Todo es muy emocionante.
Después de varios meses de impaciente espera, el día finalmente llega. Ud. Hace sus maletas y se marcha. Varias horas después, aterriza el avión. La aeromoza se acerca y anuncia: “Bienvenidos a Holanda”.
“¡¡¡ ¿Holanda?!!, se dice Ud., ¿cómo que Holanda? ¡Yo me anoté para viajar a Italia! Se suponía que estaría en Italia. ¡Toda mi vida he soñado con viajar a Italia!
Lo importante es que no la han llevado a un lugar horrible, asqueroso, sucio, lleno de pestilencia, hambruna y enfermedad. Sólo se trata de un sitio diferente.
Así que Ud. Deberá salir y comprar nuevas Guías. Y deberá aprender un idioma completamente distinto. Y conocerá a un grupo de gente nueva que, de otra forma, nunca hubiera conocido.
Sólo se trata de un lugar diferente. El ritmo es más lento que en Italia, menos extravagante que en Italia. Pero después de permanecer allí por un tiempo y retomar el aliento, Ud. Contemplará sus alrededores y comenzará a notar que Holanda tiene molinos de viento, que Holanda tiene tulipanes y que Holanda hasta tiene Rembrandts.
Pero todos a quienes Ud. conoce están ocupados yendo y viniendo de Italia… y alardeando acerca del tiempo maravilloso que pasaron allá. Y por el resto de su vida, Ud. dirá “Si, ese era mi destino. Es lo que había planeado.”
Y el dolor de esto nunca pero nunca, nunca, nunca desaparecerá del todo… porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy significativa.
Pero… si Ud. pasa su vida en duelo por no haber llegado a Italia, puede que NUNCA SE SIENTA LIBRE PARA DISFRUTAR DE LAS COSAS TAN ESPECIALES, TAN HERMOSAS DE HOLANDA.
Emily Perl Kingsley
jueves, 2 de junio de 2011
Niñez vulnerable
Hablar de niñez es hablar de vulnerabilidad, es hablar de desventajas en relación a los adultos, desventajas dadas por la clara diferencia de edades y la no tan visibilizada diferencias de poder. Como adultos tenemos el poder de favorecer la formación y el crecimiento de los niños tanto como de utilizarlos de blanco de nuestras inseguridades sometiéndolos a juegos innecesarios de poder. Para ejercer un poder negativo sobre los niños, no son necesarios los golpes, es suficiente con coartarles toda libertad de elección, hacerlos sentir incapaces de realizar nada por sí mismos, creer y hacerles creer que cuanto más ordenes acata mejor se está educando.
Algunas frases resuenan en nuestras memorias:
“No corras que te vas a caer”… en vez de “cuando corras mira por donde andas”,
“No toques nada”… en vez de “podes tocar estás cosas pero estas no”,
“deja de llorar, me estás dejando sorda/o”… en vez de “entiendo que estés enojado, te voy a ayudar a solucionar esto”,
“No! No! No!”… en vez de “esto sí, pero esto otro no”.
Siempre será más favorecedora y promotora de aprendizajes significativos la posibilidad de elegir entre varias opciones, antes que la exigencia (no siempre justificada y muchas veces caprichosa) de cumplir con una consigna dada.
Por supuesto que como digo siempre “hay cosas que no se negocian”, pero siempre deben ser planteadas en un marco de “alternativas posibles”.
Para todos los niños siempre hay alternativas posibles.
Rosana Kees
Lic. Psicopedagogía
martes, 24 de mayo de 2011
¿Cómo se echan esos cimientos, el aprendizaje definitivo empieza aquí?
Se parte de pensar que el conocimiento empieza antes de nacer. Esto se entiende muy bien si entendemos que conocer es una experiencia relacional, por lo cual lo que los adultos van pensando y proyectando respecto al niño que están esperando entra en su formación; muchas veces cometemos errores graves, uno de ellos es escribir la historia de nuestro hijo antes de que nazca, “va a ser un ingeniero, un militar”. Los niños tienen derecho a escribir
su propia historia y, por eso, lo que hemos pensado sobre ellos, al esperarlos, cuenta, así mismo cómo preparamos su acogida; es distinto entrar en una familia donde hay una gran expectativa a otra muy fría. Todo esto es muy importante porque el niño pequeño vive esta riqueza del mundo que se construye alrededor. Cuando preguntaba ¿por qué un niño empieza a hablar?, la respuesta es: porque alrededor de él la gente habla, es muy importante comunicarse con el niño recién nacido. Aquí también las madres son muy curiosas cuando le dicen al bebé: - espera un ratito que tenemos que preparar la comida de papá. Mirando esta escena alguien podría comentar: -qué tonta habla con quien no la entiende. Es posible que el niño no entienda el sentido de todas las palabras, pero comprende lo más importante, que su mamá está hablando con él.
En nuestra cultura hablar con alguien tiene un sentido muy fuerte, tanto que cuando tenemos un problema grave con una persona decimos: -no hablo más con él. El niño vive esta relación tan fuerte con la mediación de las palabras. Su expectativa es tomar un día una de estas palabras y producirla.
Entonces, ¿cómo se hacen los cimientos? No lo sé, nadie lo sabe y cada niño lo hace por su cuenta. El medio de este desarrollo no es de los maestros ni las técnicas, es el del juego.
Es jugando como el niño arma los cimientos y el juego exactamente tiene esas características: no sabemos lo que aprende un niño jugando. Esta es la gran diferencia entre aprendizaje y juego. Miramos que jugando el niño hace este recorrido, aprendiendo hace esta diferencia.
El juego es una experiencia en la cual un niño con sus compañeros en un tiempo que debe ser libre y sin controles adultos, se pone enfrente a la complejidad del mundo, en el juego puede hacer lo que quiere, porque si no se puede efectivamente se imagina; el juego permite cualquier cosa…
Francesco Tonucci
“La edad de los cimientos”
lunes, 23 de mayo de 2011
¿Quién es para nosotros un niño?
Cuando nos ponemos en la actitud y tarea de discutir sobre infancia, necesariamente llegamos a la pregunta previa: ¿quién es para nosotros un niño?, una pregunta aparentemente banal, que divide al mundo en dos partes. A continuación se describen las dos posiciones.
1) el niño será importante después.
El adulto asume que el niño en los primeros años es pequeño, pero en un sentido especial: es como un animalito muy simpático e ignorante que no sabe hacer nada, por supuesto el niño va a ser importante después.
O mejor que las cosas importantes vendrán después. ¿Qué significa? En la medida que pase el tiempo el niño va creciendo y viviendo experiencias más interesantes, esas vienen después. Significa también que en esta temporada inicial no ocurren cosas esenciales, por lo cual la escuela necesitaría al niño para cuidarlo, protegerlo, darle los elementos básicos, comida, descanso; todo con el objeto de prepararlo para los momentos venideros. A esta época o temporada, alguna vez, la vieja psicología la llamaba “la edad de la razón”, allí se impartían los aprendizajes valiosos: cultura, cálculo, escultura, también los sacramentos,
por lo que a nivel religioso se le conoce como “el momento del empezar”.
Esta curva dice que el niño es un futuro ciudadano, expresa además que para enseñar a niños tan pequeños no necesitamos de maestros tan preparados, por lo cual hay que tener una formación y sueldos más bajos. Esta curva indica que cada nivel escolar prepara el próximo: de preescolar a primaria, de allí a secundaria y luego a la universidad.
2) lo más importante ocurre rápido
Lo importante ocurre después, se transforma: lo importante ya ocurrió. Cuando un periodista le preguntó a Freud ¿cuál fue el año más importante de su vida?, él contestó: sin
duda el primero. Esto significa que lo importante ocurre rápido. La explosión no ocurre a los 6 u 8 años, sino al inicio. Significa que lo difícil de la vida será conservar y aprovechar la riqueza que desarrolla el niño en los primeros años. Lo más trascendente es que, antes de entrar por primera vez en un aula escolar, de conocer un maestro, de tener a mano un material didáctico o un libro de texto, el niño o la niña han desarrollado casi todas sus capacidades, antes y fuera de la escuela. Esto preocupa y fascina porque entonces ¿cuál es nuestro papel dentro de la escuela? Significa que la escuela actual no tiene posibilidades. Una interpretación es que al comienzo de la experiencia, son los niños quienes ponen los cimientos, lo sabemos por las construcciones; una biblioteca por ejemplo, tiene bases profundas y bien planeadas, se necesitó de la capacidad profesional del arquitecto que diseñó, del ingeniero que hizo los cálculos, de la destreza de los maestros de obra, mucho tiempo de trabajo y dinero, tanto o casi igual para construir sobre la superficie. Los cimientos tienen el problema de ser invisibles, por lo cual generalmente se admira la construcción, pero nadie sabe nada ni aprecia el basamento. Esto ocurre con los niños, hacen un trabajo impresionante sin que nadie se dé cuenta, tampoco ellos, porque no pueden recordarlo. Y si no hay cimientos no es posible construir ni en las bibliotecas, ni en los niños...
Francesco Tonucci
“La edad de los cimientos”
miércoles, 18 de mayo de 2011
El derecho a participar…
La alegría de tener un hijo es única y trae aparejada una gran responsabilidad: la de educarlo. Es importante que la familia se prepare no solo a recibirlo con amor, sino a contribuir activamente en su desarrollo y aprendizaje, a fin de acompañarlo en su crecimiento y proporcionarle ambientes positivos.
Los niños necesitan para crecer ambientes “sanos”, con “adultos responsables” que le brinden seguridad y lo guíen en el camino de su desarrollo.
Con ambientes “sanos” no me refiero solo a ambientes que cuiden de su salud física, sino ambientes lo más libres posibles de situaciones angustiosas que ellos no puedan comprender. Una situación muy común es la de las peleas o charlas entre adultos que comúnmente asustan a los niños y generan en ellos angustias que no pueden elaborar fácilmente. Ante una situación de cambio importante (separaciones, mudanzas, fallecimientos, espera de un nuevo hijo) es indispensable hacerlos partícipes en el tema, con palabras sencillas y de una manera fácil de comprender, contarles lo que está pasando o lo que pasará en el futuro. Esto les generará alivio y no sentirán que los dejan afuera y no los tiene en cuenta. Si el niño ya habla, se podrá estimular para que opine o haga preguntas si lo desea.
El hacer partícipes a los niños de las dinámicas familiares desde el nacimiento hará que los niños se eduquen en ambientes que los hacen sentir “parte” del mundo donde viven, en ambientes donde su palabra es escuchada.
Rosana Kees
Lic. Psicopedagogía
lunes, 9 de mayo de 2011
Francesco Tonucci en la Argentina
IPA Invita a la Conferencia "Los Niñ@s y su ciudad", del pedagogo italiano Francesco Tonucci, miembro honorario de IPA.
La charla, que tendrá lugar el 10 de mayo a las 17:00 horas, se da en el marco de la III Jornada Académica Ciudad Amigable, que se desarrolla en la Ciudad de Buenos Aires.
A todos los interesados, los esperamos el martes 10 de mayo en la Sala Casacuberta del Teatro General San Martín, Corrientes 1530, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Evolución del juego infantil
“Si logramos rescatar el juego creativo y le devolvemos el espacio y tiempo necesario para la expresión de sus fantasías, sus imágenes, su mundo interior... entonces estaremos evitando que los chicos de hoy, cuando crezcan, tengan que buscar desesperadamente, una infancia perdida.”
Ignacio Escribano
El juego como conducta humana sufre claramente un proceso evolutivo que abarca tres momentos diferenciados. Estos tres momentos no se excluyen entre sí, sino que se van integrando en formas más complejas en cada etapa, perdurando a lo largo de toda la vida.
Los juegos de ejercicio
Es el de los juegos-ejercicio para Piaget o juegos funcionales para Charlotte Buhler y Jean Chateau. Según Wallon, su fuente se halla en el funcionamiento liso y llano de los aparatos motores del lactante. Los juegos funcionales pueden consistir en movimientos tan sencillos como extender y flexionar brazos y piernas, tocar objetos, balancearlos, producir ruidos y sonidos.
Estos juegos aparecen como esbozo de conducta lúdica en los primeros meses de vida, y se expresan en movimiento de las extremidades, en cuya ejecución se descubre el placer funcional.
El lactante usa para sus juegos- ejercicio diversos objetos, independientemente de la naturaleza del material que los compone. Cuando su acción sobe el objeto produce un efecto inesperado, el resultado lo sorprende y repite la acción, esperando obtener el mismo resultado, por la fusión del acto y el efecto.
En momentos más evolucionados del juego-ejercicio, al placer funcional se agrega el placer que siente el niño por “ser causa” de los efectos que observa, y que son provocados por su propia acción.
Si el efecto es conocido de antemano, produce monotonía en el juego. Un ejemplo típico de lo dicho son las “tortitas de arena”, juego que no parece causar especial alegría en los niños. Esta “cansadora monotonía”, como la llama Wallon, da la impresión de un placer asociado no al efecto especial del cual es autor, sino al simple hecho de ser autor de un efecto.
La acción del niño también busca producir efectos imprevistos. El niño toca, empuja, ordena, superpone, patea, “para ver que pasa”.
Este juego típico del nivel sensorio-motor no desaparece en etapas posteriores, sino que se integra a formas más complejas y se combina con reglas. Son ejemplo de ésto, caminar sin pisar las líneas que unen las baldosas de la vereda, saltar desde un escalón cada vez más alto, la rayuela y el juego del elástico.
¡Llega el tiempo de imaginar, crear, imitar y relacionarse!
Al juego simbólico, lo entendemos como aquel que implica la representación mental de un objeto por otro. El niño atribuye toda clase de significaciones a los objetos; simula situaciones imaginarias e interpreta escenas verosímiles por medio de roles y de personajes ficticios.
¿Qué favorece el juego simbólico?
Es el juego de imitación de los adultos (son papás, médicos, bomberos…). Reproducen el mundo de los adultos y de esta forma comienzan a comprender y asimilar el mundo que los rodea. Aprenden y ponen en práctica conocimientos sobre lo que está bien y lo que está mal. El lenguaje va de la mano con estos juegos, ya que empiezan a verbalizar sus acciones. Favorece la imaginación y la creatividad.
El juego de ensamblaje se produce cuando un niño se fija una meta la de “construir” y con un conjunto de movimientos, de manipulaciones y acciones suficientemente coordinadas, lo consigue.
Estos juegos contribuyen a aumentar y afianzar la coordinación oculo-manual, la diferencia de formas y colores, el razonamiento, la atención, la concentración, la organización espacial, la memoria lógica y la paciencia. Suelen favorecer también la autoestima y la autosuperación.
¡El mundo de las Reglas!
Entendemos como juegos de regla a aquellos en los que existen una serie de instrucciones y normas que los jugadores deben conocer y respetar para conseguir el objetivo previsto.
Estos juegos son fundamentales como elementos sociabilizadores, enseñan a ganar y perder, respetar turnos y normas, considerar las opiniones y acciones de los compañeros de juego. Favorecen el desarrollo del lenguaje, la memoria, el razonamiento, la atención, la concentración. Dependiendo del juego contribuyen al aprendizaje de conocimientos y habilidades.
Dentro de estos juegos incluimos a los juegos tradicionales y a los juegos cooperativos.
"Niños Jugando" por Niños Mayas (Quintana Roo, México)
jueves, 5 de mayo de 2011
Algunas reflexiones sobre el juego infantil...
Lo esencial del juego, tal vez sobre lo que menos se ha reflexionado, es la intencionalidad: sólo hay juego cuando los sujetos deciden convertirse en jugadores creando la situación de juego. Sin esta decisión libre y voluntaria el juego no existe. Este supone siempre riesgo, desafío, desconocimiento del resultado y de los avatares de su desarrollo, de allí la idea de incertidumbre. La intención de los jugadores es jugar, y ésta es la única certeza del juego.
Sin embargo, esta aventura abierta y desafiante posee siempre reglas "explícitas o implícitas, preexistentes o construidas durante el juego" (Brougere, citado en Caride, 1997). Estas reglas o normas que construyen los participantes o que respetan cuando ya preexisten a ellos, permiten que el juego se desarrolle. Aun el juego solitario del bebé o el juego en paralelo propio de los niños de dos y tres años, tiene reglas por supuesto inconscientes para los propios sujetos del juego, pero son estas normas en acción, implícitas, las que delimitan lo que es pertinente para ese juego.
El juego para los partícipes» transcurre en un tiempo siempre presente, en el aquí y ahora. Los jugadores crean un mundo paralelo cada vez que juegan, "utilizando los elementos de la realidad al mismo tiempo que saben que juegan, que lo que hacen no es verdad, que pueden entrar y salir de ese universo de juego en la medida de sus deseos" (Brougere, citado en Caride, 1997), transformando una acción real en algo lúdico.
Por último, el juego se relaciona con el placer o, como diría Piaget, con una búsqueda de placer. El juego permite la exteriorización de deseos, afectos y pensamientos.
Toda actividad lúdica precisa de tres condiciones esenciales para desarrollarse: satisfacción, seguridad y libertad. Satisfacción de necesidades vitales imperiosas, seguridad afectiva, libertad para atreverse.
Como señala Graciela Sheines (1981):
[...] sólo gozando de esta situación doble de protección y libertad, manteniendo este delicado equilibrio entre la seguridad y la aventura, arriesgándose hasta los límites entre lo cerrado y lo abierto, se anula el "mundo único" acosado por las necesidades vitales, y se hace posible la actividad lúdica, que en el animal se manifiesta únicamente en una etapa de su vida [...] y que en el hombre, por el contrario, constituye la conducta que [...] lo acompaña permanentemente hasta la muerte, como lo más genuinamente humano.
Sin embargo, esta aventura abierta y desafiante posee siempre reglas "explícitas o implícitas, preexistentes o construidas durante el juego" (Brougere, citado en Caride, 1997). Estas reglas o normas que construyen los participantes o que respetan cuando ya preexisten a ellos, permiten que el juego se desarrolle. Aun el juego solitario del bebé o el juego en paralelo propio de los niños de dos y tres años, tiene reglas por supuesto inconscientes para los propios sujetos del juego, pero son estas normas en acción, implícitas, las que delimitan lo que es pertinente para ese juego.
El juego para los partícipes» transcurre en un tiempo siempre presente, en el aquí y ahora. Los jugadores crean un mundo paralelo cada vez que juegan, "utilizando los elementos de la realidad al mismo tiempo que saben que juegan, que lo que hacen no es verdad, que pueden entrar y salir de ese universo de juego en la medida de sus deseos" (Brougere, citado en Caride, 1997), transformando una acción real en algo lúdico.
Por último, el juego se relaciona con el placer o, como diría Piaget, con una búsqueda de placer. El juego permite la exteriorización de deseos, afectos y pensamientos.
Toda actividad lúdica precisa de tres condiciones esenciales para desarrollarse: satisfacción, seguridad y libertad. Satisfacción de necesidades vitales imperiosas, seguridad afectiva, libertad para atreverse.
Como señala Graciela Sheines (1981):
[...] sólo gozando de esta situación doble de protección y libertad, manteniendo este delicado equilibrio entre la seguridad y la aventura, arriesgándose hasta los límites entre lo cerrado y lo abierto, se anula el "mundo único" acosado por las necesidades vitales, y se hace posible la actividad lúdica, que en el animal se manifiesta únicamente en una etapa de su vida [...] y que en el hombre, por el contrario, constituye la conducta que [...] lo acompaña permanentemente hasta la muerte, como lo más genuinamente humano.
Recorridos didácticos en la educación inicial
Por Ana Malajovich (compiladora)
Editorial Paidós; Buenos Aires (Argentina)
Primera edición: 2000
Tercera reimpresión: 2008
miércoles, 4 de mayo de 2011
El desarrollo del cerebro
Se haya influenciado por la experiencia en el útero y en los años tempranos.
El desarrollo del sistema neuronal depende entre otras cosas de la experiencia, que influye en qué genes se activarán las conexiones y cómo funcionaran.
El desarrollo del cerebro, como cualquier desarrollo, es una mezcla de naturaleza y medio ambiente. Los genes son los que prescriben la arquitectura general y la secuencia de la maduración del cerebro, pero el medio ambiente actúa en todo momento modificando esas decisiones de la herencia.
Cada célula del cerebro, o neurona, tiene la forma de (podríamos decir) un árbol con dos ramas terminales y un sistema de raíces (conocido como “dendritas”) que reciben la información de miles de otras neuronas y un sistema de salida llamado “axón” que se ramifica para enviar información y conectarse a cientos de miles de otras neuronas.
Las conexiones entre las neuronas se denominan “sinapsis” y gracias a estas conexiones, las neuronas están continuamente recibiendo y transmitiendo mensajes y llevan información de uno a otro punto del cuerpo en una forma ordenada y exacta.
Existen cerca de 100 billones de células nerviosas en un ser humano, este número se alcanza en los primeros cinco meses de embarazo. Así que podemos hablar de cerca de cuatrillones de sinapsis o conexiones en el cerebro de un bebé y cada una de ellas puede ser alterada por las experiencias que tenga.
A la capacidad del cerebro de modelar y remodelar las conexiones entre sus neuronas en función de las experiencias vividas por el organismo, se le denomina “plasticidad cerebral” y son estas modificaciones locales de la estructura del cerebro las que nos permiten adaptarnos al medio ambiente en donde vivimos.
Podemos decir entonces que el desarrollo del cerebro basado en la experiencia en los primeros años influye directamente en la salud (física y mental), el aprendizaje y el comportamiento a lo largo del curso de la vida.
Podemos afirmar que los 5 primeros años de vida son fundamentales para determinar las posibilidades intelectuales y emocionales de una persona
Por ende son fundamentales las experiencias a las cuales se los exponen en estos primeros años.
martes, 3 de mayo de 2011
Desarrollo humano durante la niñez
Las niñas y los niños tienen derecho a educarse, a desplegar sus talentos, a conocer su identidad nacional y a ser felices. Para eso, los padres y educadores debemos facilitar los procesos de su crecimiento y desarrollo, aportando a sus vidas nuestros conocimientos y compromiso .
Un buen paso es reconocer que desarrollo se refiere a: los cambios en la función del organismo en su contexto social, que comienza con la concepción y continúa a través del ciclo de toda la vida. Esos cambios involucran experiencias que promueven la adquisición de destrezas cada vez más complejas con respuestas más sofisticadas. El desarrollo humano es influenciado por una interconexión de procesos biológicos, intelectuales y socioemocionales que lo hacen complejo y, a la vez, fascinante.
Los niños necesitan de los adultos para aprender y desplegar sus posibilidades. Son los adultos los encargados de acercar los niños a la cultura, de crear espacios para que se muevan, exploren, se expresen, jueguen, es decir, de crear las condiciones para que el desarrollo tenga lugar y para que cada niño pueda realizar sus potencialidades al máximo.
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