Hablar de niñez es hablar de vulnerabilidad, es hablar de desventajas en relación a los adultos, desventajas dadas por la clara diferencia de edades y la no tan visibilizada diferencias de poder. Como adultos tenemos el poder de favorecer la formación y el crecimiento de los niños tanto como de utilizarlos de blanco de nuestras inseguridades sometiéndolos a juegos innecesarios de poder. Para ejercer un poder negativo sobre los niños, no son necesarios los golpes, es suficiente con coartarles toda libertad de elección, hacerlos sentir incapaces de realizar nada por sí mismos, creer y hacerles creer que cuanto más ordenes acata mejor se está educando.
Algunas frases resuenan en nuestras memorias:
“No corras que te vas a caer”… en vez de “cuando corras mira por donde andas”,
“No toques nada”… en vez de “podes tocar estás cosas pero estas no”,
“deja de llorar, me estás dejando sorda/o”… en vez de “entiendo que estés enojado, te voy a ayudar a solucionar esto”,
“No! No! No!”… en vez de “esto sí, pero esto otro no”.
Siempre será más favorecedora y promotora de aprendizajes significativos la posibilidad de elegir entre varias opciones, antes que la exigencia (no siempre justificada y muchas veces caprichosa) de cumplir con una consigna dada.
Por supuesto que como digo siempre “hay cosas que no se negocian”, pero siempre deben ser planteadas en un marco de “alternativas posibles”.
Para todos los niños siempre hay alternativas posibles.
Rosana Kees
Lic. Psicopedagogía
No hay comentarios:
Publicar un comentario