“Si logramos rescatar el juego creativo y le devolvemos el espacio y tiempo necesario para la expresión de sus fantasías, sus imágenes, su mundo interior... entonces estaremos evitando que los chicos de hoy, cuando crezcan, tengan que buscar desesperadamente, una infancia perdida.”
Ignacio Escribano
El juego como conducta humana sufre claramente un proceso evolutivo que abarca tres momentos diferenciados. Estos tres momentos no se excluyen entre sí, sino que se van integrando en formas más complejas en cada etapa, perdurando a lo largo de toda la vida.
Los juegos de ejercicio
Es el de los juegos-ejercicio para Piaget o juegos funcionales para Charlotte Buhler y Jean Chateau. Según Wallon, su fuente se halla en el funcionamiento liso y llano de los aparatos motores del lactante. Los juegos funcionales pueden consistir en movimientos tan sencillos como extender y flexionar brazos y piernas, tocar objetos, balancearlos, producir ruidos y sonidos.
Estos juegos aparecen como esbozo de conducta lúdica en los primeros meses de vida, y se expresan en movimiento de las extremidades, en cuya ejecución se descubre el placer funcional.
El lactante usa para sus juegos- ejercicio diversos objetos, independientemente de la naturaleza del material que los compone. Cuando su acción sobe el objeto produce un efecto inesperado, el resultado lo sorprende y repite la acción, esperando obtener el mismo resultado, por la fusión del acto y el efecto.
En momentos más evolucionados del juego-ejercicio, al placer funcional se agrega el placer que siente el niño por “ser causa” de los efectos que observa, y que son provocados por su propia acción.
Si el efecto es conocido de antemano, produce monotonía en el juego. Un ejemplo típico de lo dicho son las “tortitas de arena”, juego que no parece causar especial alegría en los niños. Esta “cansadora monotonía”, como la llama Wallon, da la impresión de un placer asociado no al efecto especial del cual es autor, sino al simple hecho de ser autor de un efecto.
La acción del niño también busca producir efectos imprevistos. El niño toca, empuja, ordena, superpone, patea, “para ver que pasa”.
Este juego típico del nivel sensorio-motor no desaparece en etapas posteriores, sino que se integra a formas más complejas y se combina con reglas. Son ejemplo de ésto, caminar sin pisar las líneas que unen las baldosas de la vereda, saltar desde un escalón cada vez más alto, la rayuela y el juego del elástico.
¡Llega el tiempo de imaginar, crear, imitar y relacionarse!
Al juego simbólico, lo entendemos como aquel que implica la representación mental de un objeto por otro. El niño atribuye toda clase de significaciones a los objetos; simula situaciones imaginarias e interpreta escenas verosímiles por medio de roles y de personajes ficticios.
¿Qué favorece el juego simbólico?
Es el juego de imitación de los adultos (son papás, médicos, bomberos…). Reproducen el mundo de los adultos y de esta forma comienzan a comprender y asimilar el mundo que los rodea. Aprenden y ponen en práctica conocimientos sobre lo que está bien y lo que está mal. El lenguaje va de la mano con estos juegos, ya que empiezan a verbalizar sus acciones. Favorece la imaginación y la creatividad.
El juego de ensamblaje se produce cuando un niño se fija una meta la de “construir” y con un conjunto de movimientos, de manipulaciones y acciones suficientemente coordinadas, lo consigue.
Estos juegos contribuyen a aumentar y afianzar la coordinación oculo-manual, la diferencia de formas y colores, el razonamiento, la atención, la concentración, la organización espacial, la memoria lógica y la paciencia. Suelen favorecer también la autoestima y la autosuperación.
¡El mundo de las Reglas!
Entendemos como juegos de regla a aquellos en los que existen una serie de instrucciones y normas que los jugadores deben conocer y respetar para conseguir el objetivo previsto.
Estos juegos son fundamentales como elementos sociabilizadores, enseñan a ganar y perder, respetar turnos y normas, considerar las opiniones y acciones de los compañeros de juego. Favorecen el desarrollo del lenguaje, la memoria, el razonamiento, la atención, la concentración. Dependiendo del juego contribuyen al aprendizaje de conocimientos y habilidades.
Dentro de estos juegos incluimos a los juegos tradicionales y a los juegos cooperativos.
"Niños Jugando" por Niños Mayas (Quintana Roo, México)
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